Lo primero que tenemos que hacer es recolectar el hinojo marino. Una vez lo tenemos en casa, elegiremos las hojas más tiernas e incluso alguna flor que no esté muy abierta. Lávalas con abundante agua bajo el grifo.
En un bote de cristal con un buen cierre, coloca el hinojo marino y aprieta para que se vaya asentando en el bote. Al ser hojas carnosas, a veces les cuesta tomar forma dentro del bote.
Prepara la mezcla de agua, vinagre, limón y sal en un envase aparte. Revuelve hasta que la sal esté completamente disuelta.
Añádelo al bote del hinojo marino hasta que lo cubra. Dependiendo de la cantidad de hinojo marino que hayas recolectado, tendrás que preparar esta mezcla varias veces hasta conseguir que cubra.
Coloca un peso para que el hinojo quede completamente sumergido y cierra el bote herméticamente. Al no ser una fermentación, no se va a producir CO2, así que no tienes problema de conservarlo así.
Pasada una semana ya tendrá una buena textura y sabor para consumir, así que ya lo podrás probar y contarme que te ha parecido en comentarios.
¡Disfruta!